La gran mayoría de los retratistas del siglo XX se han centrado en dos actitudes básicas:
1.- La consideración del estudio como el único escenario posible del retrato, y
2.- La mistificación y santificación de la luz.
El retrato fotográfico es el instante mismo, el fragmento de vida escogido por el autor para comunicar la impresión que le ha causado una persona o un acontecimiento. Pero el retrato no se reduce a instantes fugaces e instantáneas espontáneas: exige preparación, reflexión y aplicación.
COMPOSICIÓN DE LA IMAGEN
Existen varias reglas para lograr una adecuada y armónica composición de un retrato:
1.- La primera regla de composición es eliminar de la escena todos los elementos superfluos, que distraigan la atención o produzcan confusión, para que el sujeto principal domine la imagen. La vista prefiere el orden y la sencillez y rechaza instintivamente el caos y estamos hablando de un retrato, donde el único protagonista es la persona retratada. Además, tenemos que tener en cuenta que, en general, el fotógrafo carece de la libertad del pintor para organizar el entorno, por lo que debe encuadrar cuidadosamente, con el fin de aislar la parte de la escena que le interesa. Para mejorar una composición basta en ocasiones con desplazar ligeramente la cámara, modificar la distancia que la separa del sujeto o cambiar el objetivo.
En el retrato, la situación del sujeto en el encuadre es muy importante, debemos situarlo de modo que no resulte eclipsado por otras formas prominentes. Por lo general los mejores fondos son el tono uniforme, blanco o negro y sin mayores detalles, por ejemplo paredes lisas o el cielo. En ocasiones, aplicando la regla de los tercios y el principio de la conducción de la vista por medio de líneas que van hacia el motivo, podemos reforzar la imagen.
2.- La composición debe utilizarse para aumentar la vitalidad de la imagen, debemos procurar no dirigir la vista del observador al centro de la fotografía. De hecho, la posición central suele ser la menos conveniente para la cabeza del retratado, y también la menos interesante, una posibilidad es encuadrar el rostro ligeramente descentrado y equilibrarlo con otro elemento, como las manos, un cuadro o incluso la línea de los hombros. Si deseamos situar al sujeto en el centro, debemos recurrir a otros elementos tales como el color, los detalles en el primer plano, la iluminación especial o algún objeto que enmarque el motivo para dar vida al resultado.
3.- Los formatos rectangulares permiten elegir entre composición vertical u horizontal. La primera llamada precisamente “de retrato”, no siempre es la más adecuada, porque a veces debe incluirse parte del entorno, y en ese caso da mejor resultado la composición horizontal o “de paisaje”.
4.- El retrato fotográfico se basa en un proceso de cooperación entre el fotógrafo y el modelo. Conseguir que la gente se relaje es sobre todo una cuestión de comunicación. Se debe alentar la confianza del modelo entablando conversación con él sin omitir halagos y aconsejarle en lugar de criticarle. Por ejemplo, si está demasiado rígido se le hará una fotografía y después se le pedirá que cambie de pose, una vez que el modelo se sienta involucrado y vea que todo funciona bien, la expresión hostil desaparecerá por sí sola.
5.- Conocimiento de la luz: ningún fotógrafo dominará por completo el significado del retrato si no es capaz de apreciar las cualidades de la luz e interpretarla debidamente. Hay que tener en cuenta varios factores:
En primer lugar, debe valorarse la luminosidad; es decir, la fuerza visual o intensidad de la luz, que depende de la cantidad reflejada por el sujeto. La luminosidad puede variar radicalmente en las diferentes partes de la escena; por otra parte, una zona clara parecerá más luminosa si está junto a otra oscura.
El cálculo de la exposición y la composición de la imagen dependen de la distribución de esas diversas intensidades en la zona encuadrada.
El cálculo de la exposición y la composición de la imagen dependen de la distribución de esas diversas intensidades en la zona encuadrada.
La segunda característica importante de la luz es la calidad, que define su grado de dureza o suavidad y afecta considerablemente a la apariencia de los objetos y las personas. La luz suave da al rostro una redondez delicada, aclara las sombras y disimula las imperfecciones de la piel. El cielo cubierto y la luz artificial muy difusa son de este tipo. La luz dura es muy espectacular y produce sombras de contraste intenso, no favorece pero da al resultado fuerza e impacto. El sol directo y los focos producen luz dura.
En tercer lugar hay que hablar de la dirección de la luz (el ángulo con el que incide en el sujeto), que revela las formas y la estructura. Si iluminamos el rostro frontalmente, el resultado será escasamente tridimensional. A medida que la fuente luminosa se desplaza hacia un lado del motivo, realza sus rasgos.
El modelado facial también depende de la altura de la luz en relación con el sujeto; así, a la altura del rostro, el resultado será uniforme y sin sombras. Al elevarse la luz, las sombras empezarán a aparecer bajo la nariz, las cejas y las mejillas. Si la elevación es grande, proyecta sombras profundas bajo todos los salientes. Cuando el rostro se ilumina desde abajo, las sombras se forman hacia arriba y dan un aspecto siniestro.
Estos últimos conceptos son aplicables tanto con luz natural como artificial. Al utilizar esta última, lo más importante es comprender que siempre debe haber una fuente luminosa dominante tipo flash, foco o lámpara y, en la mayoría de los casos, una serie de luces secundarias.
Para retratos, la iluminación más atractiva es la llamada “Hollywood”, que implica el uso de, por lo menos dos fuentes. Una de ellas se sitúa a medio camino entre la posición lateral dura y la frontal uniforme a la que llamare-mos Luz principal y se coloca a 45° respecto del modelo y a un metro sobre su cabeza (siendo atenuadas las sombras profundas que ésta produce por otra luz, en este caso reflejada sobre un panel difusor que puede ser cualquier superficie blanca). La otra cumplirá funciones de Luz de relleno siendo difusa y más débil, colocándola junto a la cámara para aclarar sombras, ésta última no crea sino que rellena o suaviza las sombras creadas por la primera luz, es conveniente colocarla lo más cerca posible de la cámara o reflejarla en una superficie clara. Como alternativa, podemos utilizar una tela o un gran cartón de color blanco en el lado opuesto a la luz principal.
RETRATO CON LUZ NATURAL
Los retratos en exteriores tienen un atractivo muy difícil de conseguir en el estudio, sobre todo cuando es posible aprovechar incidentes espontáneos que los hace más interesantes desde el punto de vista visual. Por la mañana o por la tarde, cuando la luz cae oblicuamente sobre el modelo, será mejor momento que al mediodía, puesto que la luz es menos dura. Podemos decir que cualquier momento en que el sol esté en un ángulo menor de 45° con respecto al horizonte será bueno.
Cenital: Ensombrece los ojos, mientras que el resto de la cara se ve muy iluminada
Contraluz: Crea un halo de luz detrás de la cabeza, el rostro queda en sombras atenuadas
Frontal: El modelo está incómodo, la luz no da relieve y el rostro parece una máscara con agujeros
Lateral: Mejora el volumen general, las sombras realzan los detalles de la nariz y las cejas.
RETRATO AMBIENTADO
El retrato que muestra al sujeto dentro de su entorno se conoce como retrato ambientado. La habilidad del fotógrafo se demuestra cuando éste utiliza el escenario de manera creativa, de forma que los elementos que conforman este escenario contribuyan a mejorar la fotografía y proporcionar información adicional acerca del protagonista de la imagen final.
Comerciantes, profesionales, deportistas, etc…en la medida en que sean retratados con un fondo que delate de forma directa e inequívoca a qué actividad se dedican, lograremos escenas de muy buen contenido visual.
RETRATO DE GRUPOS
Normalmente las fotografías de grupos son apaisadas, el secreto reside en colocar a las personas a diferentes alturas, ya sea utilizando escalones, sillas o cajas, parados, arrodillados o sentados. El objetivo ideal es el 28mm, que asegura una imagen bien proporcionada y un generosos ángulo de cobertura.
La espontaneidad es un factor muy importante de las fotografías de grupo, refleja frescura y dinamismo. Si los modelos aparecen posados debemos asegurarnos de tener su atención, de lo contrario corremos el riesgo de una imagen dispersa y de poco interés.
RETRATO MASCULINO
Según algunos autores, para obtener un buen retrato informal de un hombre se precisa un planteamiento distinto que para fotografiar a una mujer. A los rostros masculinos les favorece la iluminación lateral. Las sombras intensas, incluso en la cara, muchas veces aumentan el atractivo de la imagen. Debemos tratar de acentuar los rasgos faciales si lo que buscamos es una fotografía con carácter.
Con un modelo masculino, el sol del mediodía no tiene que ser necesariamente desfavorecedor, situar al modelo de forma que un lado de la cara le quede inmerso en la sombra es un esquema básico muy aceptable.
RETRATOS DOBLES
La colocación de dos personas en un encuadre debe ser sencilla, el rectángulo ligeramente alargado del formato de 35mm nos sugiere realizar un retrato de medio cuerpo con los personajes colocados uno al lado del otro. Es importante no colocar las dos caras al mismo nivel, a no ser que la pareja se este mirando y por lo tanto estén de perfil, el resultado podría ser muy trivial y monótono.
LAS PROPORCIONES
La correcta proporción del rostro en una fotografía, la logramos con la utilización de la distancia focal adecuada. Los objetivos con distancias focales entre 85 y 135mm - o los zooms - son más adecuados para primeros planos, ya que permiten situarse entre uno y dos metros de distancia. Pero teniendo en cuenta que la profundidad de campo es muy pequeña, habrá que enfocar a los ojos o, si la cabeza está ladeada, al ojo más próximo.
Al alejarse y cambiar de objetivo se va corrigiendo progresivamente la distorsión producida inicialmente utilizando un gran angular a corta distancia del modelo. Los primeros planos transmiten una información limitada sobre la persona, pero su impacto e intimidad son mayores sobre todo cuando se amplían a tamaño natural. Si la intención es obtener un primer plano de gran impacto, el peor error que podemos cometer es acercarnos demasiado al rostro, ya que la imagen aparecería distorsionada. A poca distancia, una nariz normal parecerá demasiado grande con relación al resto del rostro. Desde un ángulo de toma elevado ocurrirá lo mismo con la frente. Para devolver a los rasgos del modelo sus correctas proporciones y al mismo tiempo realizar un primer plano, hay que retroceder un poco y utilizar un objetivo de mayor distancia focal, como ya hemos dicho anteriormente.
LA POSE
Si lo que se persigue con el retrato es subrayar la belleza o resaltar la personalidad, la pose que adopta el modelo es decisiva. La edad, la contextura física, el sexo, son factores importantes en el momento de elegir la pose. A continuación se enumeran algunos consejos que pueden ayudarnos a tomar una decisión adecuada:
Ante todo, hay que evitar los primeros planos de frente, si no existe una razón especial, ya que favorecen sólo a unos pocos rostros. No obstante, un retrato tomado de frente se comunica con el espectador de forma muy directa, quizás a través de la risa o con una mirada sugerente. Esta pose favorece a las personas con ojos bonitos y rasgos regulares.
La toma de perfil puede parecer excesivamente posada, sin embargo puede resultar sorprendente e informal si realzamos el cabello echando la cabeza hacia atrás y mostrando la grácil y esbelta curva del cuello.
El retrato de busto o medio cuerpo son los más clásicos, dan una impresión más relajada que el retrato de primer plano. Para conseguir una pose natural, el modelo moverá el rostro ligeramente hacia un lado y mirará la cámara sin mover la cabeza, esto dará un toque de espontaneidad, como si se tratara de una mirada casual.
El retrato de busto o medio cuerpo son los más clásicos, dan una impresión más relajada que el retrato de primer plano. Para conseguir una pose natural, el modelo moverá el rostro ligeramente hacia un lado y mirará la cámara sin mover la cabeza, esto dará un toque de espontaneidad, como si se tratara de una mirada casual.
Otra cuestión a tener en cuenta es asegurarse de que el modelo se encuentra a gusto, sobre todo si se trata de una persona mayor. Sentados en su silla favorita, él o ella adoptarán una postura relajada. La silla ofrece también un punto de apoyo para los brazos y ayuda a resolver un problema clave: la colocación de las manos. Con los jóvenes se pueden buscar poses menos estáticas y convencionales aprovechando actitudes espontáneas y naturales.
En un retrato las manos requieren casi tanta atención como el rostro, denotan enseguida si una persona está tensa o tranquila, y dicen mucho acerca de la personalidad, ejemplo: las manos entrelazadas sugieren un carácter mesurado y a la vez dinámico, una mano sujetando el mentón ayudará a dirigir la mirada hacia el rostro.
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